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Paradojas al interior. Espacios alternativos de arte en Xalapa, Veracruz
Interior Paradoxes. Alternative Art Venues in Xalapa, Veracruz
 

iDJimena Ortiz*

 

*Universidad Iberoamericana Ciudad de México, México

 
 
 
 

“¿Cómo generar espacios alternativos para el arte?” es la pregunta detonadora para este texto. Antes de procurar formular una respuesta, surgen otros dos cuestionamientos igualmente relevantes: ¿Qué es un espacio alternativo para el arte? ¿“Alternativo” respecto a qué o a quiénes?

Soy veracruzana y (todavía) no resido en Ciudad de México. Una puede enterarse un poco, sin embargo, de la escena artística en la capital gracias a las amistades, y en internet y redes sociales. Así, en la gran ciudad hallamos espacios de reflexión sobre la crítica de arte y, en general, la escritura sobre arte, espacios de reflexión sobre la práctica curatorial, espacios de estudio de las artes visuales desde una perspectiva crítica, espacios de producción de arte feminista o cuir, espacios que toman en cuenta la comunidad donde se alojan, entre un largo etcétera… es como si la formación de espacios fuera una especie de norma (por lo menos para la generación millenial), más o menos tributaria de algunas estrategias del arte contemporáneo de los años noventa, al mismo tiempo que una estrategia de superviviencia, dadas las condiciones de trabajo imperantes hoy día. Y si conformarse como alternativo es en pleno siglo XXI una especie de norma, me queda la duda: ¿desde dónde se enuncian, como tal, o cómo lo son respecto a qué?

En Xalapa es relativamente fácil marcar el punto de referencia frente al cual se presentan vías, espacios y proyectos “alternativos”. Lo hace el Estado. Retomo ideas de un especialista en el tema, el maestro, artista y director de la galería Flavia (Fig. 1), Manuel Velázquez, quien me ha comentado que el arte en Xalapa fue forjado por las instituciones públicas: el Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), el Ayuntamiento de la ciudad y la Universidad Veracruzana (UV). Dice que hasta cierto punto esto permitió sostener y reproducir la idea de que no era necesario vivir de la propia producción artística, pues las instituciones públicas cobijaron y dieron sustento a las y los artistas durante las últimas décadas del siglo pasado. No obstante, cuando creció el número de egresados de academias de arte y comenzaron a proliferar agentes culturales que ya no tenían posibilidad de cobijarse en las asistencias institucionales, se volvió urgente la necesidad de mirar y abrirse a la iniciativa privada y al mercado del arte. Así, ahora nos encontraríamos en una etapa de transición donde se busca una apertura hacia el o los mercados y una mayor participación de las generaciones jóvenes de artistas quienes, además, producimos nuevos planteamientos sobre qué es hacer arte en nuestro tiempo y contexto (Fig. 2).

 
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Figura 1. 

Manuel Velázquez, “Galería Flavia”.

 

 
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Figura 2. 

Manuel Velázquez, “Interior de Galería Flavia”.

 

En concordancia con estas observaciones, contamos con que en la “Atenas veracruzana” del siglo XXI se han conformado instituciones privadas para la profesionalización en temas relacionados con el arte que representan una alternativa frente a la Facultad de Artes Plásticas de la UV: la Universidad Gestalt de Diseño, la Escuela Veracruzana de Cine Luis Buñuel y el Instituto Realia. Al mismo tiempo, se han creado centros de formación para el acercamiento práctico a las técnicas artísticas: la Ceiba Gráfica para la enseñanza de la litografía, grabado, tipos móviles; los talleres de cerámica: El Tomate, El Proyecto, Terraza Cerámica o el Alacrán Güero; el Telón de Artes que combina la enseñanza de dibujo y pintura y de artes escénicas; Fikka Casa Ilustración y los talleres de pintura de particulares, por mencionar algunos.

Se crearon también espacios para la difusión (y en algunos casos, la venta) de obras de arte, mismos que representan una alternativa respecto al Ivec y el ayuntamiento: La Casa de Nadie, Flavia, Salas de Arte, La Popular, Local Taller (Fig. 3), Cervecería Brújula y Domínguez y Buis Galería, entre otros. Algunos de éstos operan principalmente como cafés, bares o restaurantes, lo que les permite ser más o menos rentables y asegurar el pago de la renta y el mantenimiento del espacio.

 
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Figura 3. 

Leonor Téllez, interior de Local Taller.

 

De éstos (que son el objeto de mi particular interés) pue de decirse que son una combinación interesante, una mezcla de la urgencia por contar con un lugar físico -un punto de encuentro público- ante la imposibilidad de sostener un inmueble exclusivamente mediante la venta de un producto o servicio relacionado con el mercado del arte -compra-venta de obra o, en su defecto, un boleto para ‘apreciarla’-, y el ingenio y carisma personal de tal o cual personaje de la escena cultural local. Asimismo, es importante mencionar que si bien se trata de espacios expositivos de artes visuales, algunos cuentan con foros para presentaciones escénicas (musicales o teatrales), lo que les permite participar en la oferta cultural de la ciudad desde distintos frentes.

Sin ánimo de demeritar el esfuerzo de tales establecimien tos, considero que la mayor parte de ellos son “alternativos” en la medida en que contribuyen a la oferta cultural de la ciudad, al mismo tiempo que no se encuentran por completo financiados por el Estado. Sin embargo, no se constituyen necesariamente como espacios donde se reflexione, investigue y promuevan los “nuevos planteamientos sobre qué es hacer arte en este contexto”, como dijera Velázquez. Ésa ha sido, a ojos de quien redacta, una cuestión que ha quedado pendiente para la participación de otros grupos. En especial puedo referir dos en los cuales he participado de manera activa, aunque debo advertir que hay una paradoja interesante en la constitución de éstos, pues, si desde un punto de vista son alternativos (han abrazado en cierto grado una reflexión sobre y desde el arte contemporáneo), requieren para su sustento material de recursos financiados por mediación de… el Estado (y una que otra institución privada).

Hablo del Seminario Permanente de Investigación Artística, del Instituto de Artes Plásticas (IAP) de la UV (Fig. 4) y de Bruma Laboratoria. El primero, fundado por Natalia Calderón, “se conforma como un espacio reflexivo que explora distintos medios, metodologías y formas de investigación en torno al arte”.1 Desde 2017 hasta la fecha ha gestionado tres encuentros sobre la investigación artística, publicado tres libros, realizado varias exposiciones colectivas y cuenta con un podcast que ya va por su tercera temporada. El segundo es Bruma Laboratoria (Fig. 5), fundado en 2019 por Abril Hernández y Alejandra R. Bolaños. Se trata, a la par, de un programa educativo gratuito y de “una plataforma para la experimentación de prácticas artísticas contemporáneas”, en el cual continuamente se cuestiona qué significa hacer arte desde y para Veracruz, así como su relación con el sureste mexicano.2

 
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Figura 4. 

Portada del tercer libro del SPIA: Natalia Calderón, Abel Cervantes y Atzin Salazar (coords.), Saberes vivos en la investigación artística.

 

 
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Figura 5. 

Alejandra R. Bolaños, primera generación de Bruma Laboratoria.

 

Es evidente que el Seminario (SPIA) forma parte de la UV, a través del IAP, y si revisamos algunas de las páginas web de Bruma, pronto observaremos que ha logrado sostenerse al obtener las becas del Patronato de Arte Contemporáneo (PAC), en 2019-2020 en la categoría Proyectos de formación en el arte para la primera edición, y la de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), en 2021. Para su tercer año contará con un apoyo obtenido de la Fundación Jumex, en la categoría Programa público.

En este contexto, y como ya se dijo, ambos proyectos y espacios buscan posicionarse epistémicamente como “alternativos” respecto a las instituciones estatales veracruzanas, las cuales todavía no gestionan actividades con temas como las pedagogías críticas, la epistemología del sur, los feminismos o la investigación artística. Al mismo tiempo, sería difícil pensarlos como “alternativos” respecto a otros espacios que operan con ejes de trabajo similares y que se encuentran ubicados en Ciudad de México u otros terruños (Puebla, Oaxaca, Acapulco, Monterrey), sobre todo si consideramos que para nuestra subsistencia, proyectos de todo el país participamos en las mismas convocatorias, recursos de las cuales muchas veces se siguen otorgándose mayoritariamente a iniciativas ubicadas en la capital.

Tenemos así que un espacio alternativo -por lo menos desde Veracruz- lo es respecto a las condiciones locales, y a precio de insertarse en ciertas lógicas, dinámicas y estrategias que no son tan disímiles de las llevadas a cabo en Ciudad de México y al interior del país. Al mismo tiempo, la posibilidad de financiamiento como espacio alternativo depende todavía de la injerencia directa o mediada del Estado, sea a través de las instituciones locales o mediante la búsqueda de otros apoyos.

Así las cosas y en este contexto provinciano, a la pregunta sobre cómo generar espacios alternativos para el arte, obtenemos una respuesta agridulce y un estado de la cuestión que, por lo menos, podemos identificar. Quizá luego de este ejercicio venga la posibilidad de imaginar y llevar a cabo otras estrategias. Hay mucho por hacer aún.

 

 

Recursos electrónicos
Bruma Laboratoria. Página de inicio. https://brumalaboratoria.noblogs.org (consultado el 13 de febrero de 2022).
Seminario Permanente de Investigación Artística. Página de inicio. https://investigacionspia.wordpress.com/ (consultado el 26 de febrero de 2022).
Investigacion SPIA. Perfil de Instagram. https://www.instagram.com/p/Ca-DPFs8vRmq/ (consultado el 26 de febrero de 2022).

 

NOTAS

Información tomada de https://investigacionspia.wordpress.com/ (consultado el 26 de febrero de 2022).

Tal como Bruma Laboratoria menciona en la presentación de su proyecto. https://brumaa-laboratoria.noblogs.org (consultado el 13 de febrero de 2022).

Semblanza

María Jimena Ortiz Benítez. Oriunda de Xalapa, Veracruz, es Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de las Américas, Puebla. Ha sido partícipe del Seminario Permanente de Investigación Artística y de Bruma Laboratoria. Junto con Natalia Calderón, coordinó el libro Practicar la inestabilidad. Diálogos y acercamientos desde la investigación artística. Laboró en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa, Ivec, entre 2019 y 2021. Actualmente cursa la Maestría en Estudios de Arte en la Universidad Iberoamericana.